La ferviente instalación de la robótica y las tecnologías de control computarizado en los procesos de diseño, fabricación y construcción de la Arquitectura contemporánea ha crecido velozmente durante los últimos años. Ante este nuevo escenario de avances tecnológicos, es necesario detenerse y cuestionarse sobre la influencia que han ido ejerciendo estas tecnologías en la transformación de los modos de producción arquitectónica desde la aparición de la producción industrial y de cómo podrían surgir nuevas oportunidades de diseño frente a los problemas de la ciudad contemporánea; ¿Se podría afirmar que la constante instrumentalización de estas tecnologías en los proceso de diseño, han ido desestabilizando gradualmente los preceptos convencionales sobre el modo de pensar, fabricar y ejecutar la obra de arquitectura?
Los nuevos procesos de inteligencia artificial han instaurado un modo de entender el desarrollo morfológico y constructivo del cuerpo arquitectónico mediante una serie de combinaciones de información y datos, que a través de un proceso de optimización digital, reproducen ciertos resultados. Frente a este creciente modo de proceder en el diseño arquitectónico contemporáneo, surge un impulso por descubrir aquellas fricciones y afinidades que se establecen entre el “pensar a través de la máquina”, y el clásico “pensar con la mano”.
Pensar con la mano
“Todo movimiento de la mano en cada una de sus acciones conduce al pensamiento… Toda acción de la mano está enraizada en el pensamiento” (1)
Según Pallasma, la mano ha ejercido un papel crucial en la evolución de las destrezas, la inteligencia y las capacidades conceptuales del hombre. La mano, tiene intencionalidad y habilidades propias que han sido fundamentales en la concepción de la Obra de Arquitectura y por lo mismo, organismo esencial en la operación de producirla y ejecutarla. Esto ha sido visible a lo largo de la historia de la Arquitectura. De hecho la definición de Alberti sobre la noción del Arquitecto encuentra su origen en una serie de factores preponderantemente físicos, asociados no solo al desarrollo y acción de pesos y movimientos propios de los esfuerzos constructivos de la Arquitectura, sino al acto mismo de construirla.
De esta manera, la mano ha sido la herramienta fundamental del cuerpo, para explorar los límites del pensamiento, la fabricación y la ejecución del cuerpo Arquitectónico. Sin embargo, este paradigma, pareciera estar desapareciendo a partir de la creciente instalación de nuevos procesos de optimización digital y fabricación robotizada. ¿Estamos cediendo el control de nuestros procesos de diseño a la inteligencia artificial?
“La mano ya no es una mano, cuando agarra el martillo…la mano y el pensamiento, como la lengua, desaparecen en sus determinaciones”(2)
Reproducción y maquinaria
La idea prístina de la mano y la herramienta, comienza a ponerse en juego cuando Le Corbusier, descubre que dentro de la creciente producción industrial de mediados del S. XX, es posible hallar nuevas posibilidades en los procesos de diseño, depositando una profunda fé en la idea de que los avances de la era de la maquinaria debían de influir directamente en la estandarización de la obra de Arquitectura. Así, la era de la prefabricación, instalaba un nuevo paradigma; la obra de Arquitectura debía ser tan eficiente y económica como un automóvil.
Digitalización, optmización y nuevos lenguajes
Tiempo después -fines de los años 80-, fueron las tecnologías digitales, las que progresivamente comenzaron a asociarse a los procesos de diseño y experimentación arquitectónica. Frank Gehry fue uno de los primeros en incursionar en estos nuevos procesos, lo que lo llevó a proponer a mediados de los 80, la Lewis Residence (1985–1995).
La serie de diseños para el inacabado proyecto de la Lewis Residence, muestra una interacción fascinante entre las posibilidades que entregaban en ese momentos las simulaciones computarizadas en tres dimensiones y los modelos físicos, logrando alcanzar un nuevo lenguaje arquitectónico. Otra de las herramientas que llevó unos años después a Gehry a incorporar en sus procesos de diseño, fue el escaneo digital 3D, para desarrollar avanzadamente la formalización de sus propuestas. Siempre combinando la mano, con la modelación digital.
Robotización y eficiencia
Ya pasados y asimilados los fenómenos de aceleración industrial, producción en serie, y las tecnologías digitales, la relación secular mano – pensamiento arquitectónico, se vuelve hoy más crítica, a partir de la creciente relación que ha emprendido la Arquitectura con la robótica. El momento en que se manifiesta de forma más elocuente es en 2006, cuando los Arquitectos Gramazio y Kolher , fueron invitados a participar en la extensión de una fachada para un edificio en una pequeña viña, cuya función estaba destinada al proceso de fermentación de las uvas. Lo fundamental de la puesta en práctica de esta tecnología en obra es que mediante ella, se pudieron calcular los ángulos de rotación de cada ladrillo para que este trabajo de mampostería, tuviera los efectos climáticos necesarios para satisfacer el correcto funcionamiento de la viña.
Es decir, desde un punto de vista térmico, la fachada, se concibió como un elemento regluador de la temperatura, la luz y la ventilación. De esta manera, la precisión en el cálculo de los intervalos de los elementos constructivos permitió no sólo controlar la permeabilidad del muro, sino que posibilitó tener un control sobre los factores externos del clima, de modo que no afectaran los procesos de producción del vino.
Hacia nuevos procesos
A partir de esta serie de umbrales en la historia de la producción Arquitectónica y en un contexto de continua aceleración en la velocidad de los avances tecnológicos, se hace necesario intentar vislumbrar cuales son las nuevas oportunidades y caminos a tomar en un futuro no muy lejano.
Entonces, más allá de preguntarse quién posee el control efectivo sobre los procesos de diseño, si la mano, o la robótica, el rumbo debiera orientarse a entender cómo, robótica y arquitectura pueden vincularse participativamente hacia una verdadera revolución en la resolución de las complejidades que afectan a las sociedades contemporáneas, es decir, hacia un diseño inclusivo. Que esta relación sea concebida, más que un espectáculo operacional, como una herramienta efectiva de exploración formal, justificada en la búsqueda de la eficiencia y optimización de los recursos energéticos y constructivos de la Obra de Arquitectura. Pero una de uso común, al servicio del mejoramiento en la calidad de vida de los más de 3 billones de habitantes que habitarán las Ciudades del SXXI.
Para dar luces de cómo podría esto convertirse en una posibilidad real, se pueden proponer fundamentalmente tres cosas básicas. En primer lugar, tanto diseñador como cliente, tienen que entender cómo y por qué la robótica les puede ser útil . En segundo lugar, ingenieros y arquitectos tienen que preocuparse por reconocer que estos avances se formulan desde procesos colaborativos, por lo que debiera existir una fusión de conocimientos y cooperación profesional – lo que cambiaria también preceptos tradicionales en la enseñanza del proyecto – y en tercer lugar , -y tal vez como consecuencia de la segunda- , para que la robótica en la arquitectura pueda entrar en el uso cotidiano , tiene que ser rentable. Esto requiere de nuevas Asociaciónes -contribuciones entre los actores que participan en este juego.
Frente a todo lo anterior, imaginar el desarrollo de un proceso de construcción modular en base a un dispositivo robótico, como solución habitacional para casos de emergencia, que pueda ser re-producido en masa, en tiempos cortos y con una cantidad de recursos limitada, sería, después de todo, un sueño que no estaría muy alejado de la realidad.












(1) Cita de Martín Heidegger en la Introducción al capítulo “La mano que trabaja” extraída del libro de Juhanni Pallasma , “La mano que piensa” Ed Gustavo Gili, 180 p, 2012.
(2) Michel Serres
La mano, la máquina y el robot : hacia nuevos procesos y fusiones creativas originalmente publicado en Plataforma Arquitectura el 11 Apr 2014.
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